martes, 2 de junio de 2020

Sobre el vicio de las letras



Sobre el vicio de las letras

No hay nada mas aburrido que un intelectual. Esa función del tedio organizado, todo el tiempo con la tiza marcando la superficie de alguna placa, pronunciando de forma sustanciosa ciertas palabras que se tienen a si mismas por importantes y siempre quejándose de no ser lo suficientemente atendidos; queriendo ponerse debajo de la luces de alguna sala repleta de sonsos. Pero no es importante, para pensar hay que aceptar que lo que decimos por lo general carece de toda importancia. Hacen bien las masas en huir de los científicos y artesanos de las letras. Es mejor verse a si mismo como un artista. Un intelectual quiere indicar, un esteta quiere provocar el placer, sabe perfectamente que su manifestación, en el mundo de las cosas que suceden, bien valen el instante que duren, aunque sea por un instante ridículamente limitado en el tiempo, su acción estética vale por si misma y no necesita ninguna otra justificación fuera de su propio espacio ontico. Si uno se pone a cranear la función que cumple, frente al ojo y oído del espectador, la esencia de la cosa intelectual, digo, vale poco. Se dicen tantas cosas, se han dicho tantas cosas. Hectolitros infinitos de café y continentes enteros de eucaliptos arrasados, para que unos diletantes puedan pintar signos en el cadáver blanquecino de un pobre árbol. Es terrible. Por eso creo que esta muy bien ponerse a escribir y danzar palabras que valen poco, es mejor el discurso que se sabe ya como especulación o forma de drama. Y decididamente no crean que subestimo la función del pensamiento organizado y racionalmente fundamentado, es que la verdad lo considero, quizás de modo excesivo, muy por encima de las posibilidades promedio del ser humano. Es algo dificultoso en extremo, con suerte se puede decir algo que valga la pena, de ser leído o escuchado, unas dos o tres veces en la vida. Y esto con suerte.

A veces hay que escribir o decir, por que no queda otra. Las palabras se salen y uno queda poseído por un “espíritu maligno” de las letras. Significa cosas, se equivoca, sale alguna ocurrencia, pero realmente no tiene que importarnos si lo que pronunciamos es o no calificado. En realidad debemos tener claro que hay que escribir sea lo que sea, siendo conscientes de la futilidad inherente al fenómeno. Por ejemplo, esto que escribo no le importa a nadie, es dudosa la posibilidad que estas palabras, ya no solo sean alguna vez observadas con cierto agrado, sino dudosa la posibilidad que alguien se decida a leerlas. Como ven mis actividades están marcadas por el absurdo. Hasta se podría decir que todo escribir es una acción mayormente enmarcada en los principios del surrealismo. 
 
Esto comienza como una necesidad de expresión, por supuesto existen infinitos medios para ello. Algunos caemos en las letras. Este genero es muy consumido, pero bajo las formas de la moda. Otras expresiones, aquellas mas raras, son relegadas a los bordes. Valen poco, nadie paga por ellas. Entonces se intenta endulzar la conciencia del espectador, armando frases que por si mismas contengan algún grado de impresión empíricamente satisfactoria. Hay personas que aprecian esto. Muchas veces lo que atrae del testamento sobre lo ordinario, es mas la forma que el contenido. No se bien como es que funciona, pero existen ciertas formas y giros que provocan extrañas sentimentalidades. Es como el efecto Asmr, uno no sabe como funciona pero funciona. Recomiendo que busquen eso en la red , Asmr. Un orgasmo mental provocado por la forma particular de articular un sonido. Si profundizamos esta variante llegamos a la poesía, como todos saben lo importante del genero es el sonido, hay siempre una musicalidad. Personalmente me atrae la prosa poética, es un híbrido maravilloso que halaga ambos hemisferios cerebrales por igual. Con la poesía pues, se experimenta la unión primordial de la materia. La realidad integrada, tal como es, no sectorizada, por eso es casi un ultra genero, algo así como la fusión ultima del sentir. Aunque en realidad muestra el fenómeno humano, de su experiencia, tal como se presenta en la vida cotidiana, donde la palabra y el sentimiento suelen ir de una mano, por la misma vía digamos.

Por ultimo, quiero indicar la necesidad que escapen de aquí en cuanto puedan, leer estas cosas es una perdida sideral de tiempo, podrían estar realizando asuntos mas útiles, como aprender un idioma, o apostar. Yo no se nada de eso, pero supongo que debe ser interesante ganar dinero jugando a los dados.

domingo, 30 de noviembre de 2014

Los colores se colometrizan y se ageometrizan;
aparecen palabras, donde antes fluía algo muy oscuro.
El proceso es extremadamente particular; ahora mismo no se cómo, pero  mecaniza la transformación, es extraño, muy extraño.